Skip to main content

Historia de un padre ‘agilista’ en apuros: combatiendo el confinamiento con Kanban

El excepcional momento que estamos viviendo provoca situaciones nuevas a las que tenemos que enfrentarnos y, como cualquier caso que nos saque de nuestra zona de confort, da pie a estar más despiertos y a innovar para sacar adelante los retos que se nos presentan.

En mi caso, el desafío era como un circo con varias pistas. Con una mujer sanitaria trabajando en el hospital en largos turnos y llegando a casa tan cansada mental y psicológicamente que lo humano era dejarla descansar, y 2 niños de corta edad (aunque no bebés).Había que montar algún sistema que funcionara para teletrabajar, cuidar de los niños, hacer de profesor (y gestionar su asistencia a las clases online), hacer la comida y limpiar la casa, entre muchas otras tareas. Seguro que os suena, pues todos hemos sufrido esta pandemia de una u otra manera, pero lo del teletrabajo en casa con niños da para escribir varios libros.

Reconozco que en las primeras semanas, la situación casi acaba conmigo. Cuando me preocupaba más del teletrabajo, los pequeños campaban a sus anchas por la casa, deshaciendo cualquier tipo de orden, peleando entre ellos y esparciendo por el salón más juguetes de los que yo jamás les compré. Mi casa parecía más uno de esos parques que se quedan llenos de basura tras pasar un día de botellón adolescente que un sitio donde vivir. Por otro lado, si decidía prestarles más atención a ellos, no llegaba a avanzar la mitad del trabajo.

Una solución ágil para la vida

Entonces, un día se me ocurrió. Siempre hablamos de la agilidad como una forma de pensar y algo que no sólo es útil para el trabajo, sino también para nuestro día a día. ¿Por qué no intentar usarla en esta situación?

Enseguida pensé en Kanban por ser un marco muy flexible y que nos permite partir de donde estamos e intentar mejorar nuestro flujo de trabajo. Monté un tablero muy sencillo con el famoso “Por Hacer. En Progreso y Terminado” como estados para nuestras tareas caseras y les expliqué que íbamos a apuntar allí todo lo que había que hacer e ir pasándolo de un estado a otro. Además, añadimos un premio cada vez que una tarea llegara a “Terminado” para incentivar la idea de “empezar a terminar y dejar de empezar”.

Dado el primer paso con nuestro mini tablero Kanban, mi alegría duró poco. Después de unos días de novedad, volvimos al caos. Las tareas empezaban, pero todas se quedaban a medias. Era necesario mejorar el flujo de nuestro trabajo.

 

[...]

CONTINUAR LEYENDO

Extraído de: Soprasteria 16/06/20